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Imagens de San Diego/EUA; e Tijuana/México

O INCT Observatório das Metrópoles e a Relateur disponibilizam para os leitores brasileiros o livro “Metrópolis transfronteriza”, do professor Tito Alegría Olazábal, da Universidade El Colef/México. O trabalho foi realizado para avaliar se Tijuana e San Diego, duas cidades interrelacionadas e contíguas, separadas pela fronteira entre México e Estados Unidos, formavam duas cidades diferentes em vez de uma unidade metropolitana transfronteira. O autor se utiliza das teorias da estruturação, economia urbana do uso do solo e da sociologia urbana sobre a segregação espacial para tecer a sua análise. O livro “Metrópolis transfronteriza” está disponível para download.

O lançamento do livro de Tito Alegría Olazábal é mais uma ação de difusão científica da Rede Observatório das Metrópoles em parceria com a Rede Latino-americana de Pesquisadores em Teoria Urbana (Relateur) com o propósito incentivar a formação de um pensamento teórico-crítico sobre a problemática urbana da América Latina.

Tito Alegría Olazábal é professor de economia e sociologia urbana do Departamento de Estudos Urbanos e de Meio Ambiente do Colégio da Fronteira Norte (El Colef/México). Fez seu doutorado em Desenvolvimento e Planejamento Urbano na Universidade do Sul da Califórnia, Los Angeles (EEUU). E tem sido pioneiro em novos enfoques de investigação sobre temas urbanos como: subcentros urbanos, segregação residencial e pobreza.

Ele disponibilizou parte de sua produção intelectual para que a Rede Observatório das Metrópoles difundisse para os leitores brasileiros, interessados sobre temas como sociologia urbana, segregação socioespacial, entre outros.

O livro “Metrópolis transfronteriza” foi publicado em formato impresso em 2009, com edição em formato digital em 2015. O estudo é uma importante contribuição dos estudos urbanos do México.

A seguir a Introdução do livro, assinado por Tito Alegría Olazábal.

Introducción

Aunque para unos resulte obvio que Tijuana y San Diego conforman dos ciudades diferentes y separadas, a otros les parece evidente que éstas integran una sola región urbana transfronteriza. Este tema es actualmente objeto de discusión en los ámbitos académicos y políticos, y en los medios de comunicación masiva.

Definir si estamos ante dos unidades urbanas o una sola tiene implicaciones teóricas y de política pública. En términos teóricos, los modelos que se diseñen para explicar el crecimiento y la estructura urbana para estas ciudades requieren como insumo de partida decidir si éstas deben ser consideradas como una unidad urbana o como dos. El supuesto, por ejemplo, de que al crecer San Diego debemos esperar el crecimiento de Tijuana necesita demostrar antes que las dos ciudades reaccionan conjuntamente ante los impulsos del crecimiento.

O la hipótesis, por ejemplo, de que al desarrollar un gran centro comercial en Tijuana, para aprovechar menores costos de inversión, hará que disminuya el área de uso de suelo comercial en San Diego, necesita antes que se demuestre que ambas ciudades poseen mecanismos de generación de usos del suelo similares, y que estos mecanismos están conectados.

En términos de política pública, también es relevante definir si estas ciudades conforman una metrópolis transfronteriza. Sabemos que no hay un marco legal que permita fomentar un solo plan de desarrollo y de usos del suelo para ambas ciudades, y es probable que no lo haya en el futuro. A pesar de ello, entre los funcionarios y políticos de los gobiernos de ambas ciudades hay intenciones de instaurar políticas con las mismas metas, prioridades e instrumentos de aplicación.

En las últimas décadas, ellos han invertido mucha energía y tiempo en esfuerzos para coordinar al menos algunas políticas públicas. El argumento usual en estas intenciones es que las acciones conjuntas benefician a las dos ciudades. El supuesto implícito es que las dos tienen problemas y prioridades similares, y que las estructuras de ambas reaccionarán de manera similar ante una intervención de inversión pública. Sin embargo, aún no se ha demostrado que este supuesto sea válido, sobre todo en términos de desarrollo económico y organización de los usos del suelo.

En la discusión de si estamos ante una unidad urbana o dos, el punto de vista de que ambas ciudades forman una metrópolis transfronteriza ha tenido una mayor atención; por el contrario, el criterio de que son dos ciudades diferentes casi no ha tenido seguidores.

Desde el punto de vista epistemológico, hay varios posibles enfoques para probar que Tijuana y San Diego no conforman una metrópolis transfronteriza. Aquí apuntamos dos tipos de enfoques pertinentes. El primero considera que ambas ciudades son las dos partes de una sola unidad económica urbana, y así deben modelarse. Este enfoque implicaría tres objetivos: definir si ambas ciudades poseen patrones agregados de crecimiento similares y se dirigen hacia la convergencia, si reaccionan en el mismo sentido ante choques externos y si cuentan con relaciones estructurales suficientes para establecer una mutua determinación.

Dicho enfoque estaría basado en el análisis de los flujos entre ambas ciudades. Sus datos deben consistir en series de tiempo de sus estructuras económicas y demográficas, y de los intercambios transfronterizos de bienes, inversión y personas, como trabajadores y consumidores.

Un segundo enfoque considera que las dos ciudades constituyen dos unidades diferentes y habría que tratarlas de manera separada. La estrategia sólo puede ser comparativa. Este enfoque comprende tres objetivos: comparar si los cambios en el tiempo son simultáneos y en el mismo sentido, si las formas urbanas de ambas ciudades son similares y si los mecanismos generadores de la forma urbana son análogos entre ambas ciudades. Este enfoque se basa en el análisis de las estructuras agregadas y espaciales (no agregadas) de ambas ciudades. Los datos deben fundamentarse en las estructuras económicas y demográficas de estas ciudades en algunos momentos en el tiempo, y también deben abarcar la distribución espacial de actividades económicas y de la población.

Debido a la inexistencia de datos sobre flujos interurbanos transfronterizos, se descartó el primer tipo de enfoque y se decidió usar el segundo. La estrategia elegida consta de dos partes. La primera es una comparación, con datos agregados, de las estructuras económicas y poblacionales de ambas ciudades. La segunda es el cuerpo central de este libro; consiste en la comparación entre ambas ciudades de la forma urbana y los mecanismos generadores de esa forma, y se tratan de manera particular dos tipos de usos del suelo: el residencial y el de los centros terciarios (comercio y servicios). El objetivo es especificar con evidencias que tanto las estructuras agregadas como las espaciales son diferentes entre Tijuana y San Diego. Si se especifica que sus estructuras agregadas y espaciales son diferentes, se demostrará que ambas urbes no conforman un solo sistema urbano (transfronterizo).

El documento está organizado en seis capítulos. En el capítulo uno se revisa la literatura de vanguardia sobre el conocimiento en los tres aspectos incluidos en el análisis. El primero incluye el modelo que postula que Tijuana y San Diego forman una metrópolis transfronteriza y expone también las opiniones de los detractores de este modelo. Se revisan las propuestas cuyos enfoques son a escala agregada, así como los que lo hacen a escala intraurbana. El segundo aspecto versa sobre la segregación sociorresidencial. Aquí se propone que hay dos tipos de segregación: por localización (distancia entre personas y recursos urbanos) y por diferenciación (distancia entre grupos sociales).

Los trabajos publicados se clasifican y se revisan organizados de acuerdo con el tipo de segregación que estudian. Este libro se concentra en la segregación por diferenciación, aunque varios conceptos de la segregación por localización ayudaron a diseñar algunos modelos estadísticos de esta investigación. El tercer aspecto abarca la organización jerárquica y espacial intraurbana de las actividades terciarias. Al respecto, se revisan modelos teóricos y definiciones empíricas sobre centros y subcentros intraurbanos.

El análisis comparativo con datos agregados de algunos aspectos de las estructuras económicas y poblacionales se explica en el capítulo dos. Además, se hace una crítica a los puntos de vista que consideran que hay una sociedad y una metrópolis transfronteriza. Finalmente, se discuten las objeciones que surgirían desde una perspectiva posmoderna a la propuesta de que estamos en presencia de dos ciudades.

En el capítulo tres, se expone la propuesta teórica de esta investigación acerca de cómo se genera la forma urbana, enfocándose en dos componentes de la estructura urbana: la segregación sociorresidencial y los subcentros terciarios. Se sugiere que la segregación surge en el proceso de acceso a la vivienda y está determinada por el ingreso y el conocimiento de las personas dentro de una economía de mercado; así mismo, que los subcentros terciarios se definen por las condiciones de oferta y de demanda. El modelo conceptual considera a los subcentros como lugares que venden bienes y servicios a las personas que residen fuera de su propia zona. Las condiciones de la demanda influyen sobre la localización y la intensidad de los subcentros, mientras que las condiciones de la oferta influyen sobre la intensidad de los subcentros.

El modo en que se operacionalizan los modelos teóricos presentados en el capítulo tres se ilustra en el capítulo cuatro, en el que se presentan las definiciones instrumentales de los conceptos, las hipótesis específicas de investigación y los modelos estadísticos que permiten comprobar esas hipótesis. Éstas se refieren a las comparaciones entre Tijuana y San Diego, sobre cómo ocurren la segregación y los subcentros en la forma urbana, así como los mecanismos generadores de forma urbana. Para cada aspecto urbano hay un modelo estadístico, de manera que, si los modelos estadísticos de un aspecto son similares entre ambas ciudades, entonces las ciudades son parte del mismo patrón urbano en ese aspecto. Por otra parte, en este capítulo se muestran los datos de ambas ciudades. La mayor parte de los modelos utiliza datos censales por área geoestadística censal básica, AGEB (census tracty / o ZIP zone para San Diego).

Los resultados de las estimaciones de los modelos estadísticos y su análisis comparativo entre ambas ciudades se exponen en el capítulo cinco, en la primera parte, se presenta, la forma urbana y en la segunda, los mecanismos generadores de forma, tanto para la segregación como para los subcentros. En el análisis de los resultados se inspeccionan los mapas que muestran la distribución espacial de los aspectos analizados. Se hace uso de los mapas debido a que algunos modelos estadísticos no alcanzan a expresar la complejidad morfológica de esos aspectos.

En el capítulo seis, se ofrece una síntesis y las conclusiones del estudio. La más general que se obtuvo es que Tijuana y San Diego son diferentes en forma y mecanismo generador de forma, es decir, ambas ciudades no son parte de la misma unidad sistémica, y por lo tanto, no conforman una metrópolis transfronteriza. Se señalan, además, los alcances de la conclusión general y los aspectos que habría que tomar en cuenta para mejorar el análisis comparativo de ambas ciudades.

Faça o download do livro “Metrópolis transfronteriza”.